Voy a contar algo que sentí apenas volví a Barcelona el 8 de Enero, luego de 3 semanas por las fiestas de fin de año. Me di cuenta cuanto me desagradan visitar las grandes las grandes ciudades. Así de simple.

Seguramente es un poco de engreimiento de mi parte, junto con el fin de las vacaciones y que llegué un poco en hora punta (4-6 pm). Pero que flojera es tener que transitar en todo ese proceso.

Hoy siento que me cuestan más cosas tan pequeñas como tener que buscar un aparcamiento para tu auto, el tráfico de las ciudades y lo pequeño que resulta un apartamento donde se vive. ¿Cuál es el sentido de sufrirlas cuando existen otras alternativas como vivir en un pueblo que menor población?

Por ejemplo en un pueblo, podrás tener la naturaleza más cerca, menos personas a tu alrededor y – si tienes suerte – la ventaja de escuchar animales cerca a ti.

Claro que tiene sus desventajas por ejemplo el aburrimiento que no ocurra nada relevante a tu alrededor. ¿Pero es eso realmente una desventaja? Pero cada vez creo más en la importancia que vivir en un lugar cómodo incluyendo un jardín o la naturaleza cerca es fundamental y en las ciudades no lo logras obtener.

Yo – desde el 2020 empecé a trabajar desde casa- dudo mucho que vuelva a trabajar en 100% presencial en una oficina, prefiero cien veces más la vida en calma en un pueblo.

Hace unos días leí la siguiente frase que me encantó: “en los pueblos se vive, en las ciudades se sobrevive”. No puedo estar más de acuerdo.

Este 2024 definitivamente viviré en un pueblo o una ciudad muy pequeña.