Estuve ilusionado a inicios de Diciembre con la salida de la presidencia de Castillo. Nunca creí que fuera competente para dirigir al país. Ni él mismo se lo creyó cuando paso a segunda vuelta (creo lo mismo en PPK en el 2016), pero bueno. Era lo que la mayoría eligió y debíamos respetarlo. Pero ocurrieron todos los eventos en el año y medio que duro su presidencia y fue la confirmación del desastre. Me ilusioné un poco cuando fue removido de la Presidencia y terminó en prisión en menos de 24 hrs.

Incluso escribí en mi cuaderno personal que veía esto como un nuevo comienzo y con esperanza que ahora sí íbamos a salir de ese estado de marasmo e inacción que se percibía. Yo ya me encontraba en España cuando todo esto ocurrió. Comencé a pensar que ahora sí valía la pena invertir en Perú sea a través de acciones peruanas o negocios directos. A la vez coincidía a nivel personal con que ahora sí tendría un capital importante para inversión.

Pero casi de inmediato con la salida de Castillo, empezaron las protestas y las muertes. Creo que al cierre de este post (14 de enero) hay casi 5 esta documentación hay cerca de casi 50 muertos y un policia incinerado dentro de un patrullero. No recuerdo este nivel de caos. Quizás mi referencia más cercana – por el volumen de muertos- serían las protestas en Bagua en el 2009.

Estoy en contra de las consignas de las protestas (cierre de Congreso, Asamblea Constituyente, etc) pero seria mezquino no calificar esto como una masacre.

De la Policia Nacional del Perú no espero nada. Es la peor institución del Perú. Mafiosa, autoritaria, irrespetuosa y sin ningún temor a disparar contra la población sin ninguna. Yo ya lo había aprendido desde antes, pero también lo confirme en Noviembre 2020 cuando tuvieron un pico de represión.

Lo que también detesto es esa izquierda limeña progresista que a todo lo ve como una oportunidad para un constante divisionismo, lucha de clases, convocatoria de Asamblea Constituyente, etc. Siento que de eso se alimentan para imponer su agenda política. No desde los hechos, sino de su visión sesgada de la realidad para que calce dentro de sus modelos.

Muchos políticos – empezando por el ex golpista Pedro Castillo – promueven una nueva Asamblea Constituyente. ¿Pero qué es lo que obtendríamos? Prácticamente un país promoviendo la estatización de empresas y restringiendo las libertades civiles. Unos conservadores extremistas de izquierda. Me hacen recordar al ex congresista Enrique Fernández Chacón (Alias Cochero). Un viejo lesbiano de izquierda. Pero bueno, eso es lo que quiere la mayoría y nos los merecemos, ¿no?

De darse el caso, yo sí estoy a favor del separatismo. Si efectivamente, gran parte de la región Sur no se siente parte de resto del Perú, pues adelante que se separen. Ya existe una experiencia similar con la Confederación Peruano – Boliviana en el s. XIX. Eso si, sin retorno. Aunque siento que ahora no es el momento. La cabeza está muy caliente para tomar ese tipo de decisiones. Y hasta que no ocurra, van a seguir con ese constante reclamo.

Siento también que es una sociedad enferma, donde se normaliza toda esta violencia. Pensé que ya éramos distintos. Que habíamos superado esas etapas, pero no. Nada de eso. Se sigue igual en la misma mierda. Pero a la vez confirmo que mi entorno en Lima vive aislado de la mayoría de las cosas que pasan en Peru. Si estuviera ahí, estaría pegado a las noticias, buscando alternativas para trasladar heridos y hacerles llegar toda la ayuda que puedan.

Hoy que estoy muy lejos en España, esperando que se resuelva un trámite, me da una excesiva pena. Trato de hacer lo posible para ayudar y evitar mayores muertes, pero siento que estamos sembrando heridas que difícilmente van a sanar. 50 muertos, mierda.

Yo desde la suma de todos los privilegios: hombre, blanco, heterosexual, etc. Tendría todo a mi favor y sin embargo, ya tomé la decisión que yo no quiero desarrollarme más ahí. Ya no pertenezco. Ya no es mi lugar. Voy a ayudar, todo lo que pueda, pero ya no es lo mío.